Las viejas agüeristas de todos los tiempos tienen por cierto que los sueños significan algo. Por ejemplo, si sueñas con un pariente o un amigo que ya murió, es que algo quedaste debiendo a esa persona y te lo está reclamando desde el más allá; pero si sueñas con espaguetis simboliza la abundancia, la madurez y la longevidad. En cambio, si sueñas con maletas no es el presagio de un largo viaje, sino el anuncio de la necesidad de cambios de trabajo o de vivienda. Eso es lo que dicen las viejas agüeristas… Porque Sigmund Freud en su obra científica “La interpretación de los sueños” dice otra cosa.
Todo esto es porque anoche soñé con un amigo a quien no veo desde hace muchísimo tiempo. Asdrúbal Henao Gutiérrez es su nombre y, por supuesto, también es amigo de todos ustedes, pues a Asdrúbal lo conoce todo el mundo. Bueno, todo el mundo en Roldanillo y sus alrededores. En el sueño lo vi bajando de un automóvil, todo vestido de blanco, incluso los zapatos. Hola, amigo, ¿y esa pinta? Le pregunté. La respuesta se quedó en el aire porque ahí terminó el sueño o -tal vez- porque al despertar solo pude retener una parte de lo soñado.
Lo cierto es que a las seis de la mañana me senté frente al portátil pensando que Asdrúbal Henao es otro personaje como el de Cervantes, que anda por ahí montando en su Rocinante viendo molinos donde, en realidad, solo hay gigantes contra los que hay que irse lanza en ristre. En ese pequeño universo en el que se mueve, él es el altruista, el solidario, el vocero que recurre a los medios de comunicación para tratar de sacar adelante campañas cívicas en pro de todo. Tal vez por nuestra afinidad en las cosas de la literatura, su nombre siempre lo asocio al escritor que recoge anécdotas, pasajes de su entorno, decires de su gente, historias locales que contribuyen a sostener la memoria de sus Higuerones. Y ese es su valor agregado.
Anoche soñé con un amigo. Ojalá Asdrúbal no crea en sueños agoreros porque, según dicen las viejas, eso trae mala suerte.
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