Cuando tres o cuatro personajes de la política local
deciden hacerle la venia sumisa a su cacique para que les dé la bendición a sus aspiraciones a la alcaldía, ya le
han echado cabeza a los aspectos que le darán soporte a su programa de
gobierno.
¿Qué hacer en salud, educación, infraestructura,
recreación y deporte, cultura, empleo, etc.?
Todos sabemos que las propuesta de gobierno -las de
campaña y las que se dejan en el papel- han sido y no dejarán de ser disco rayado.
Por eso, si alguien les pregunta (no ha de faltar el impertinente preguntón)
qué es lo que ejecutarán concretamente en cada uno de esos temas, los
candidatos deberán tener la respuesta apropiada.
Teniendo en cuenta mi larga experiencia como asesor de
candidatos sin futuro, me permito hacer, a cuatro meses de la contienda electoral, las siguientes recomendaciones:
No sigan con el ya desgastado cuento de: “Desarrollaré estrategias gerenciales y fiscales dirigidas a
viabilizar la efectiva utilización de los recursos que potencien de una vez por
todas el campo de acción del sector laboral, haciendo uso racional de las
posibilidades de una inexistente pero promisoria fuente de emprendimiento". Eso es pura caca. A la gente del común les gusta que vayan al grano. Pero... ¡Cuidado! Si van a enredar a sus potenciales e interesados electores,
deben ser sinceros (claro, sin llegar a los extremos) y decir que las fuentes de trabajo en la aldea se secaron, aunque nadie tiene de qué preocuparse porque ya harán las gestiones para conseguir el agua bendita. A
renglón seguido denuncien, sin pruebas y sin dejar de sonreír, que todo es culpa de la actual
administración. O de las anteriores, si la actual es del mismo directorio y en vez de denunciar toca tapar. Eso
no falla. Sin embargo, siempre mantengan un as bajo la manga: cambie de tema sin que se note y ofrezcan, por ejemplo, contratos de
trabajo por tres meses, que esas son las chocolatinas efectivas para mostrar
que al menos hay intención de cumplir.
Prometan trabajar denodadamente para mejorar las
condiciones de la educación en la aldea, sin entrar en más detalles. Tengan en
cuenta que la calidad de la educación no es de su incumbencia y que en Colombia está diseñada para que los profesores mantengan en huelga reclamando sus derechos y la gente del montón, que es la que vota a cambio de una
caja de lechona, no piense ni se detenga en aburridos análisis políticos. Sean directos y
digan que van aventar cemento a la lata en la entrada de una escuela, que van a
llevar miles de tejas para tapar las goteras de aquella otra y que a todas les van a tirar pintura en cantidades oceánicas para que las fachadas queden del color de la
nueva administración. Eso sí, la entrega de un buen lote de textos obsoletos
comprados con sobrecosto los acercará a la simpatía de la comunidad educativa. Y hasta los hará acreedores de una plaquita de bronce reciclado.
No vayan a abrir la boca para ofrecer el oro y el moro en
asuntos de salud. Es que si en este tema el gobierno nacional se burla de los
colombianos, no serán ustedes quienes tenga la ocurrencia de tomar la cosa en serio. Lo mejor es que salgan airosos
con las campañitas veredales de siempre, sin olvidar comprometerse con el
ejército de jóvenes ingenuos que estén trabajando en las campañas y ofrézcanles
dos meses de trabajo como encuestadores de la décima revisión del SISBEN. No se
preocupen por la ineficiencia de las EPS y la inoperancia de las IPS, porque eso
es harina de otro costal.
Prometan, también, que el deporte será una prioridad. Para demostrarlo, aprovisiónense de cajonados de medallas de hojalata y trofeos de pasta para todos
los deportes, adquieran unos cien lotes de uniformes ordinarios pero que parezcan de marca y
lo demás déjenlo a los monitores. Ésos son unos magos para producir grandes
resultados con mínimos recursos. Tampoco se trasnochen con lo de la financiación
para competir en otros municipios. Ahí están los padres de los deportistas, que son los verdaderos campeones en meterse la mano al bolsillo.
Insinúen que darán apoyo a las bellas artes y a la cultura en todas sus
expresiones, omitiendo la palabra "incondicional"; pero tengan
siempre presente que el arte y la cultura son un embeleco de pocos, algo que sólo llama la
atención de esos personajes que afirman ser amantes de la libertad
pero, en realidad, son unos mechudos libertinos que ocultan tendencias sospechosamente comunistas detrás de su excentricidad.
Recuerden, además, que muchos de esos folclóricos loquillos ni votan, ni rajan, ni prestan el acha.
Eso sí, prometan cemento y arena por toneladas. No olviden: por toneladas. Eso es lo que le encanta a todo el
mundo y produce votos a granel. Un buen alcade nunca seerá el que fomente el desarrollo social sino el que pavimente como si esa fuera la misión de su vida. Además, El cemento y la arena dejan enormes ganancias, incluso para la
imagen del mandatario. Díganle al elector que van a vaciar concreto como para pavimentar una carretera que vaya desde aquí hasta Ciudad del Cabo, Anuncien la construcción de muchas e importantes obras, sin mencionar cuáles ni asegurar a nadie que van a ser terminadas. No
importa: de toda forma les levantarán un pedestal más elevado que el de un
campeón olímpico. Y al final, eso será lo más importante, algunas monedas quedarán para el tinto de sus
patrocinadores. No olvidar, entonces: Cemento, cemento, cemento. Lo demás es lo
de menos.
Por último (aunque las propuestas son infinitas) no tengan compasión por los cerdos, por los cerdos reales. Tengan presente que son la materia prima de ese plato electorero que en la consecución de votos resulta más barato que un saco de cemento, tres tejas de zinc, cincuenta ladrillos, el pago de la factura de energía, el billete de veinte mil doblado en artístico origami y todos esos cariñosos detalles que tanto halagan al votante sin criterio. Jamás olviden que hace pocos años un candidato ensayó la estrategia de "regalar" pollitos y escogió la media noche para entregarlos. No les aconsejo que lo hagan. Hacen más ruido que un castrochavista y con su desesperante piar quedarán ustedes en evidencia. Finalmente, por nada dejen de aprovisionarse de cremas y jabones antibacterias. Con tanto besuqueo de mejillas y tanta sobadera de gente que ustedes no volverán a ver ni en las curvas, lo mejor es prevenir. Uno nunca sabe.
Por último (aunque las propuestas son infinitas) no tengan compasión por los cerdos, por los cerdos reales. Tengan presente que son la materia prima de ese plato electorero que en la consecución de votos resulta más barato que un saco de cemento, tres tejas de zinc, cincuenta ladrillos, el pago de la factura de energía, el billete de veinte mil doblado en artístico origami y todos esos cariñosos detalles que tanto halagan al votante sin criterio. Jamás olviden que hace pocos años un candidato ensayó la estrategia de "regalar" pollitos y escogió la media noche para entregarlos. No les aconsejo que lo hagan. Hacen más ruido que un castrochavista y con su desesperante piar quedarán ustedes en evidencia. Finalmente, por nada dejen de aprovisionarse de cremas y jabones antibacterias. Con tanto besuqueo de mejillas y tanta sobadera de gente que ustedes no volverán a ver ni en las curvas, lo mejor es prevenir. Uno nunca sabe.
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