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11/15/2019

COLOMBIA ES UN PAIS PARADÓJICO


Por Alberto Salcedo Ramos

"Colombia es un país paradójico, y tal vez por eso sea muy difícil de entender. Colombia es un país de extremos, un país bipolar, ciclotímico; un país con una baja autoestima y al mismo tiempo con una gran altanería.


Colombia es un país donde los magnates pueden acostarse tranquilos porque saben que no habrá una revolución del pueblo contra ellos; porque ese pueblo está demasiado ocupado exterminándose a sí mismo. Y esto es así, porque el pueblo colombiano tiene una gran pulsión autodestructiva, tiene un espíritu palaciego, moldeado por las propias élites para poder mantenerlo pisoteado. 

En Colombia, los que tienen una ideología progresista no se ponen de acuerdo porque el ego no los deja, en cambio los mandamases que perciben el país como un simple negocio se ponen de acuerdo facilito. 

Yo creo que Colombia es un país que orgánicamente está desconectado de sí mismo. En Colombia conviven, por lo menos, cinco países que son distintos entre sí. Nunca se ha logrado articularlos como un gran proyecto nacional. Esos cinco países no han aprendido a dialogar. Además, creo que en vez de mirar nuestra diversidad como una riqueza, la hemos visto como un problema. De hecho, en las discusiones que de estudiante yo veía sobre el tema de la violencia, siempre unos expertos decían que esta se explicaba por una especie de determinismo geográfico; porque teníamos montañas y teníamos costas, y no sabíamos cómo acoplar las unas con las otras (...) 

Colombia no ha aprendido a hablar consigo misma. 

Colombia es un país con unas élites rancias, enquistadas en el poder como si el poder fuera un feudo que les perteneciera por los siglos de los siglos, como si ellos fueran unos ungidos.

Somos un carrusel que va girando hacia el mismo lado y con los mismos protagonistas, con los mismos apellidos que se repiten desde los orígenes de la República —Santos, Lleras, López—. Que esos apellidos se repitan no es una anécdota: refleja la mentalidad con que es manejado el país: un feudo en el que no hay renovación. Por eso somos el país del eterno retorno, el país en el que todo cambia para que nada cambie. 

Hay unos escuadrones de la muerte al servicio de esa idea mezquina de país, y esos escuadrones suponen que sale más barato matar al contradictor, visto como un intruso, que construir un país en el que todos quepamos. 

Muchas veces he sentido que en Colombia la democracia consiste en elegir quién te va a joder. Sé que no podemos caer en el simplismo de que todos los políticos son malos per se, y también sé que para ser una mejor Nación necesitamos la política, pero no podemos negar que a menudo, en las elecciones presidenciales, nos toca escoger entre dos o tres tipos que no nos representan. Y además, tú sabes que cualquiera de ellos, más que tu gobernante, va a ser tu verdugo (...) 

Aquí a la gente le falta más cultura política, más capacidad de luchar por sus derechos. Tú ves, por ejemplo, que en Chile y en Ecuador el pueblo es capaz de salir a la calle y hacer valer sus derechos; en cambio acá, en Colombia, eso no se ve. Y no se ve, entre otras cosas, porque acá el pueblo, además de ser ignorante, tiene una alta dosis de masoquismo. 

Si aquí un gobernante del neoliberalismo salvaje decretara que todos los días los pobres deben hacer fila en una plaza pública para recibir una patada en el trasero, te juro que muchos pobres harían esa fila en orden para recibir su azote. 

En Colombia el rico es dueño de su negocio cuando hay ganancias, pero si hay pérdidas los pobres tenemos que ayudarlo a asumirlas. Y eso, en vez de generar protestas sociales, como en Chile y Ecuador, desata una terrible pugnacidad entre los propios pobres, que viven embistiéndose entre ellos. Bueno, también es que aquí el que levanta la voz, se muere. 

En Colombia, todavía hay gente que piensa que ser de izquierda es sinónimo de ser guerrillero. Y también los hay convencidos de que ser de derecha es sinónimo de ser paramilitar. En materia de política no hemos salido de la Edad de Piedra. Un día vi un meme que decía: “La derecha colombiana vive diciendo que la izquierda podría hacernos convertir en una Venezuela, como si esa derecha, en 200 años de mando, nos hubiera ayudado a ser un Japón”.

 Colombia es también un país con un pueblo contradictorio. En todo el país uno puede conseguir un plato de comida gratis. En todo el país uno puede encontrar una casa donde le den posada. En toda Colombia uno puede encontrar un tipo al que después de una hora termine abrazando y el tipo te corresponda al abrazo; pero también en toda Colombia uno puede encontrar quien le zampe una puñalada por una discusión menor. 

Colombia es un país de una gran desigualdad que ha ido, en cada periodo histórico, al vaivén de una bonanza económica de turno. A veces esa bonanza es legal, a veces es ilegal. Aquí hemos tenido banano, café, oro, carbón, petróleo, cocaína, marihuana, amapola, muchas bonanzas (...) 

La sociedad colombiana es pacata, rezandera, de camándula; pero cuando ve un billetico, adiós creencias (...) 

El escudo de Colombia tiene un cuerno de oro que chorrea monedas. Si tú te pones a ver los escudos de los países civilizados, tú ves cielos espléndidos, manos en gestos fraternos, laureles, nubes, ríos; pero tú no ves monedas, tú no ves ninguna alusión al dinero. En el nuestro sí hay una alusión al metal. Es como si los padres fundadores de la nación nos estuvieran señalando desde el comienzo el sendero de la codicia".

http://observatorionacionaldecolombia.co/cultura-y-sociedad/206-que-es-colombia-2