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Pueblo del Ruido Mágico

¿Será que esta ley también operará en Roldanillo?

Lo pregunto porque Roldanillo es “Pueblo Mágico”, donde se hace “hasta pa’ vender” y las autoridades administrativas por ningún lado. Nunca me tragué el cuento chino de “Pueblo Magico”, porque Roldanillo es una aldea sin magia. En cambio, sí creo que es el lugar más ruidoso del mundo y, por poco, del universo.

No es sino hacer un recorrido nocturno en los fines de semana para corroborar que los equipos de sonidos (parlantes, le dicen ahora) suenan a toda sin que la policía haga cumplir la norma correspondiente.

Pásense, en la madrugada de los fines de semana, por el deteriorado parque de La Ermita para apreciar el mágico espectáculo de muchachos tomando licor y consumiendo algunos complementos psicotrópicos al son de la narco-música que se puede escuchar a tres cuadras de distancia.

Dense una vueltica, entre las dos y ocho de la mañana, por la carrera octava, como quien va para La Tulia, para que se deleiten con el sonido bestial que sale de la reconocida caballeriza convertida en bebedero semanal, desconociendo además la normatividad sobre el funcionamiento de bares y cantinas en zonas residenciales.

Asómense por las calles de tráfico alto para que disfruten del ruido de motos sin silenciador y motociclistas sin documentos, a lo que hay que sumarle el exceso de velocidad, el llanteo y el desconocimiento de las señales de tránsito.

Si ustedes creían que las cabalgatas seguían siendo una expresión del folclor heredado de los españoles, espérese al próximo bloqueo de calles, callejas y callejones en esta aldea para que sigan gozando la exhibición gratuita de un desfile de bestias y equinos (es casi lo mismo) que dejan escuchar sus herraduras hasta bien avanzada la madrugada.

Desde luego que son otros más los factores de contaminación auditiva en esta aldea, como los perifoneadores, los vendedores ambulantes con altoparlantes, el de la mazamorra y el de la mazamorre, el de las rifas, el del chontaduro, el del aguacate maduro, el de las solteritas y las arrejuntaditas, el predicador, el circo que anuncia durante quince días la última función, los perros callejeros, los rumberos, los que van, los que vienen, los que suben, los que bajan… Pero todo esto es melodía celestial comparado con los focos de ruido arriba mencionados.

¿Y las autoridades administrativas del municipio?

Bien, gracias.

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