Hacia la medianoche del pasado domingo 11, en inmediaciones del barrio Rey Bajo, ocurrió un accidente de tránsito que involucró a una motocicleta conducida por un menor de 16 años de nombre JUAN SEBASTIÁN, y una camioneta que, según versiones que circulan, era conducida por una persona en estado de embriaguez. El menor perdió la vida y su parrillero, otro menor, se encuentra en muy grave estado. Hasta ahí tenemos un caso que da para que las autoridades administrativas de tránsito definan responsabilidades. Pero resulta que estas autoridades también parecen estar involucradas en el accidente.
Según las referidas versiones, el accidente empezó a tomar forma cuando unos agentes de tránsito cumplían labores de control sobre las prácticas de 'llanteo’ en moto, tan de moda en Roldanillo. Los menores, al verse sorprendidos, huyeron a toda velocidad y los agentes emprendieron la persecución, que terminó con lo ya resumido.
Imagen de solo referencia.
Hoy la gente se pregunta: ¿Qué hacían unos menores casi a la media noche en una moto, sin casco y posiblemente sin portar la documentación correspondiente? Sí, claro: Haciendo lo que todos los muchachos de esa edad en una aldea que no ofrece otras alternativas de diversión sana. ¿Qué hacían los padres de los menores? Sin duda alguna: Lidiar con una generación que reclama independencia total, pero no quiere soltar los privilegios que les han otorgado a cambio de nada. ¿Qué hacía un borracho conduciendo un vehículo que, en esas condiciones, es una potencial arma homicida? Ah, desde luego: emborrachándose – como muchos- en su camioneta, que es como el único testículo que les queda. ¿Qué hacían los agentes de tránsito persiguiendo infractores a altas horas de la noche? Por supuesto: cumpliendo con las funciones asignadas, entre las cuales no está la de hacer operativos de persecución, pues eso le corresponde a la policía cuando va tras los delincuentes. Y los jóvenes accidentados, hasta donde se sabe, no estaban portando ese rótulo en el pecho.
A estas alturas no hemos escuchado las voces de las autoridades, tan dadas a darse vitrina en circunstancias que a veces no ameritan siquiera la mención casual, pero es de imaginar que deben estar preocupadísimas y muy ocupadas diseñando soluciones y tomando medidas a corto plazo, como lo hacen los sastres.
POSDATA: Tengo entendido que los padres de las víctimas ya iniciaron los contactos con un profesional del Derecho a fin de formalizar la denuncia correspondiente, pues así como a la ciudadanía se les exige en cumplimiento de sus obligaciones, la ciudadanía debe levantar su voz para exigir a las autoridades que cumplan con las suyas.
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