Lo que pasa es que algunos miopes no ven las maravillas de nuestra aldea, pero Roldanillo es el verdadero paraíso terrenal, el único.
Por eso, entre muchas cosas y para no herir susceptibilidades de los dueños de la integridad social y moral, no se debe decir que en la época de la Violencia Política cientos de campesinos de la zona rural montañosa fueron desplazados y despojados de sus parcelas por los terratenientes. Lo que hay que decir es que en unos tiempos difíciles para el partido los respetados propietarios de inmensas haciendas invitaron amablemente a los laboriosos campesinos para que fueran a probar suerte en las ciudades. Lastimosamente esos laboriosos campesinos se volvieron perezosos y no regresaron a sus parcelas, desaprovechando las grandes oportunidades que les brindaba la ciudad.
No se debe decir que aquí hay un incremento de muertes violentas con armas de fuego por causa de la llamada “guerra del microtráfico”. Lo que hay que decir es que, actualmente, se presenta una situación que se sale de lo regular y que merece ser analizada, pues parece ser que existen lamentables discrepancias entre los empresarios de las sustancias que aún no han sido reguladas para su libre comercialización.
No se debe decir que aquí se destruye el patrimonio arquitectónico con la complicidad planeación municipal. Lo que hay que decir es que aquí se respira un refrescante aire de renovación que parece agradar al distinguido director de la oficina que vela por el orden urbanístico de la ciudad y está para promover los cambios y no permitir que nos quedemos al margen de la modernidad al seguir presentando a los visitantes un montón de edificios pasados de moda.