Buscando una publicación en Facebook encontré una noticia que vale la pena comentar. Fue subida por Julián Rojas, un roldanillense que al parecer vive en Cali y da cuenta de lo que él considera un atropello a la arquitectura del INTEP.
De veras que sí es un atropello a la arquitectura y una clara demostración de la ignorancia milenaria de que hacen ostentación algunos empleados públicos con algo de poder y mucho de soberbia, como parece ocurrir con el rector del INTEP a quien se le antojó, sin consultar con las personas que sí saben del tema, hacer algunos cambios en los ventanales de la edificación levantada a comienzos del siglo pasado.
A veces escucho voces lastimeras que se elevan ante la demolición de una vieja casa. A veces esas voces me parecen exageradas porque, no obstante que carezco del conocimiento pericial para catalogar una edificación como "patrimonio cultural", no alcanzo a vislumbrar si realmente clasifica para una restauración que mantenga el trozo de historia que puedan contener o si es un inmueble que no puede exponer los argumentos necesarios para darle paso a eso que los entusiastas llaman progreso.
Pero en el caso de la edificación del INTEP no hay duda que cualquier clavo que se pegue en sus paredes debe ser objeto de una reflexión previa. Es que ahí hay historia. Mucha historia. Las ventanas objeto del cambio posiblemente fueron las originales. Si no lo eran, al menos se trataba de aquellas intervenidas hace algunos años con sentido restaurador de lo que representaban para la historia de Roldanillo. De modo que su actual reemplazo debió obedecer a razones muy poderosas, como el irreversible deterioro, la destrucción total por motivo de un incendio u otro hecho fortuito, en cuyo caso las nuevas ventanas tendrían que ser idénticas a las anteriores. Y entonces estaríamos hablando de remodelación y no de restauración.
Fotos tomadas del muro de Julián Rojas en Facebook
Como sea, no quiero malpensar que el rector del INTEP está revestido de la omnipotencia que se requiere para ordenar los cambios que se efectuaron y los que a futuro se lleven a cabo. Si siendo un empleado público (servidor público señala la CN) hizo uso de ese poder dictatorial que concede la prepotencia, al menos debió ser más respetuoso con sus paisanos y con la historia local y, entonces, consultar con los expertos arquitectos especializados en monumentos históricos.
Este notable incidente me recuerda la tarde en que la señora Carolina Isackson, esposa del no bien evocado ex-presidente Virgilio Barco Vargas, se apareció, casi que de incógnito, en el Museo Rayo. Yo la acompañé en el recorrido por cada uno de los módulos, contándole algo de los antecedentes que terminaron en esa magnífica obra. Al pasar por la sala de Omar Rayo me preguntó: "¿Rayo pinta como Picasso?" Pregunta estúpida a la que se le concedió el beneficio de la ignorancia. Pero luego, frente a una serie de afiches en los que estaban impresos unos dibujos del período bejuquista de nuestro pintor, volvió a preguntar: "¿Es que los hijos de Rayo también pintan?". Como decimos los muchachos de ahora: ¡La sacó del estadio!. Pero solo afectó su historia personal. Lo que nos ocupa afecta el patrimonio arquitectónico de Roldanillo y a la comunidad educativa.
Repito: Quiero estar equivocado, tanto que llegue a la conclusión que, de manera irresponsable estoy haciendo indebidos señalamientos. El señor rector del INTEP nos lo dirá. Como nos dirá. también, cuáles son los términos del contrato de "Mejoramiento del edificio Republicano de la Sede Central del Instituto de Educación Técnica Profesional de Roldanillo" a precios unitarios sin reajuste, por valor de $234.429.422,oo suscrito con CARLOS EDUARDO HENAO GARCIA.
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