Cuando veo a algunos jóvenes de mi pueblo y de toda Colombia defendiendo a capa y espada a sujetos como Santos, y Uribe, otorgándoles el título de grandes patriotas y mostrándose como ciegos seguidores de uno y de otro, no puedo menos que afirmar que la educación en nuestro país ha cumplido cabalmente con el propósito de la casta dominante: mantener en la ignorancia al pueblo-pueblo y crear bandos enfrentados por el fanatismo, la intolerancia, el odio y todos esos factores que desde hace más de 200 años han sido la causa de un fratricidio sin fin.
¿Qué representaron los personajes de la fotografía?
Laureano Gómez, el anciano del lado izquierdo, era uno de los líderes del partido conservador desde 1920. Es decir, fue uno de los ideólogos de la extrema derecha que con su elocuencia incendiaria fomentó y fortaleció el odio a los liberales. Alberto Lleras Camargo, el otro de la fotografía, fue también un dirigente de la derecha moderada, que por esa sola e insignificante diferencia se hacía llamar partido liberal.
Para que me entiendan mejor, conservadores y liberales eran como hoy en día los integrantes de las barras bravas del Cali y del América, que son seguidores de dos equipos practicantes del mismo juego pero que se odian a muerte por la diferencia de color de la camiseta. En este caso, conservadores y los liberales se odiaban y se mataban por el color de un trapo amarrado a un palo de escoba, pues la verdad es que de ideología... nada de nada. Y lo mismo que hacen Mario Alberto Yepes y Hernán Torres cuando se sientan a tomar un refresco en los camerinos, Laureano Gómez y Lleras Camargo charlaban animadamente, pero en el Country Club, mientras en la zona rural de Colombia las barras bravas de sus partidos se mataban.
Estos dos ilustres patriotas se cansaron de llevar la cuenta de los muertos que aportaban uno y otro bando y un día cualquiera, animados por el espíritu del más fino whisky, decidieron que lo mejor era declarar un empate, pues los conservadores no pudieron exterminar a los liberales ni éstos podieron exterminar a los conservadores. Entonces Gómez y Lleras decidieron irse a Benidorm, un pueblo que no está en Cuba sino en la provincia de Alicante, en España, y allí se sentaron a negociar. Después de algunos días de blablablá, reconfortantes tragos de whisky y seguramente uno que otro chiste, acordaron cosas que aún los colombianos desconocen porque todo se hizo sin consultar al pueblo. Es más: las tajadas del pastel que se repartieron en Benidorm terminaron de comérselas en Sitges, otro pueblo pero en la provincia de Barcelona, donde refrendaron lo pactado. Entonces se inventaron una genialidad: El frente Nacional.
El frente Nacional, para que los jóvenes me entiendan, fue algo parecido a lo que en la actualidad hacen los asaltantes de tiendas y mercados en las grandes ciudades: Una banda asalta la tienda de don Bonifacio esta semana y en la próxima la asalta la otra banda. Es decir: a partir de 1958 este país (que en realidad es una finca que se llama Colombia) fue asalt... administrado por el partido liberal desde 1958 hasta 1962, luego otros cuatro años por el partido conservador, después otros cuatro años por el partido liberal y finalmente cuatro años más por el partido conservador. O sea que este par de genios pusieron a los conservadores a votar por un liberal y a los liberales a votar por un conservador. Para seguir el ejemplo deportivo: era como si los de las barras bravas del Cali fueran un domingo al estadio a animar al Deportivo Cali y ocho días después las barras bravas del Cali fueran al mismo estadio a hacerle fuerza al América.
Ese sistema tenía una gran ventaja: con cuatro años de anticipación ya se sabía quién iba a ser el presidente, sin necesidad de esperar que la Registraduría emitiera el último boletín a las ocho de la noche del domingo de elecciones. Pero también tuvo sus desventajas, una de ellas fue dejar al ignorante pueblo (perdonen la redundancia) en un limbo político de tal magnitud que la gente entraba al directorio liberal por una puerta y al salir sentían como si marcharan del directorio conservador.
Como todo el mundo se quedó sin saber qué hacer, porque sus jefes políticos dieron la orden que no más cortes de franela ni masacres, los integrantes de las barras bravas del conservatismo y del liberalismo se fueron a trabajar a las fincas que los descuidados campesinos habían dejado abandonadas cuando fueron sacados a plomo. Y ahí estuvieron
los hinchas de uno y otro partido trabajando en una tierras que solamente fueron acrecentadas con sudor y lágrimas ajenas, hasta que la gente se olvido de su glorioso pero oscuro pasado y dejaron de llamarlos "alias Pájaro" o "alias Chusmero" porque con el tiempo se convirtieron en respetables hacendados. Allí levantaron a sus hijos y los educaron bajo el noble lema de "si quieres ser alguien en la vida, pasa por encima de la vida de los demás". Hasta que apareció un tal Pedro Antonio Marín Vélez y creó una empresa con intenciones altruistas pero que en menos de lo que canta un gallo se convirtió en la industria sin chimeneas más lucrativa: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia S.A. más conocida con las siglas comerciales de FARC-SA.
El resto si lo conocen ustedes.Y si aún no lo conocen, consúltenlo en Google, nunca en RCN o Caracol. Por eso saltémonos esos detalles históricos y resaltemos algunas coincidencias con lo actual: Los del SI y los del NO se odiaron casi a muerte, se fueron a una batalla plebiscitaria, Ganó el NO pero no tanto, porque los del SI se declararon sub-campeones. Como no se podían ir a tiempo extra ni podían definir por tiro de fusil a los doce pasos, el DT de las barras bravas del NO se sentó con el DT de las barras bravas del SI, se tomaron un espirituoso vaso de whisky y acordaron un empate técnico y decidieron que ambos equipos se llevarían los tres puntos. Sonrieron, estrecharon sus sucias manos y dejaron a los del pueblo con el balón desinflado y más divididos que ponqué de primera comunión. ¿Y Timochenko? ´Muy bien, gracias. ¿Y usted?
ANIBAL MANUEL
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