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9/09/2024

MUcho ruido y pocas nueces

 Cuando regresé a Roldanillo de eso hace siete años varias cosas llamaron mi atención respecto de los motociclistas: No usaban el casco protector, no portaban ningún tipo de documento y algunos conducían excediendo los límites de velocidad y de ruido permitido por las normas correspondientes.

En cuanto a la negativa de usar casco, un viejo amigo me dijo, un poco en broma y otro tanto en sentido metafórico: “Es que los roldanillenses no necesitan casco porque tienen la cabeza muy dura”. Ya me estaba acostumbrando a esa situación cuando los dos o tres agentes de tránsito de tránsito que existían por entonces se dieron a la tarea de exigir el uso del casco reglamentario. Entonces los infractores se inventaron una red de alerta para avisar a los malos ciudadanos sobre la presencia de los guardas en determinados sectores de esta aldea. “Retenes Roldanillo” creo que llamaba. Como siempre ocurre, los que estaban al margen de la ley se impusieron frente a las autoridades y siete años después las cosas siguen como estaban.

En lo que se refiere a la regulación de documentos, la situación no es diferente. Tengo un joven vecino que conduce motos desde que tenía doce años. Sin documentos, desde luego. Ahora tiene diecinueve años. ¿Y la licencia de conducción? Le pregunté. Me respondió: «No señor, eso es pa’ los bobos que quieren botar la plata.»


Lo del ruido sí es otro tema. En esta aldea se hizo costumbre (que luego se convirtió en moda) quitarle a las motos el mofle o silenciador del tubo de escape. El ruido se vuelve intolerable a cualquier hora, pero más en horas de la noche y la madrugada, que es cuando la gente está descansando y conciliando el sueño.

Los motociclistas del ruido pisotean los derechos ciudadanos y nadie se anima a poner orden en la casa. Hasta se dan el gusto de pasar junto a los tales agente

Si la norma no se hace cumplir, puede deberse a dos circunstancias:

1.      Las autoridades encargadas de hacer cumplir las leyes no duermen en Roldanillo.

2.      Las autoridades gozan del privilegio de que en un perímetro de quinientos metros alrededor de sus casas no pasen los ruidosos motociclistas.

3.      Las autoridades de esta aldea adolecen de shakirosis administrativa y son sordas, ciegas y mudas ante los problemas que afectan a la aldea.



Si vamos a los manuales de los agentes de tránsito, se podrá leer lo siguiente:

Los Agentes de Tránsito Civiles son empleados públicos investidos de autoridad como Agentes de Tránsito y Transporte, vinculados directamente y vigilados de manera estricta por la Secretaría de Movilidad. Ellos velarán por el orden del flujo vehicular y peatonal en las vías públicas mediante funciones preventivas, de asistencia técnica, regulación y control del cumplimiento de las normas de tránsito. De modo que su única función no es cumplir con la cuota de comparendos ni soplar un pito para llamar la atención de los mal parqueados.

Y en relación con el control del ruido, La Resolución 627 de 2006 emitida por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial es bien clara en lo que se refiere a los máximos estándares de emisión de ruido en los diferentes sectores poblacionales, en los que se incluye el residencial, por supuesto, donde el tope permito es de 65 decibeles en el día y 55 decibeles en la noche.

 Caben aquí unas preguntas. ¿Conocen las autoridades municipales, entre ellas los guardas de tránsito, la anterior norma? ¡Claro que sí! Entonces, si la conocen, ¿por qué no la hacen cumplir?